Experimentación animal. La Aplysia y el aprendizaje

La experimentación animal siempre ha causado una gran controversia. Sin embargo lo que nos faltaría a los humanos sería crear monumentos a estos no voluntarios animales sin los cuales muchos descubrimientos y beneficiosos tratamientos no habrían sido posibles.

En el post «internet nos vuelve mentalmente superficiales», Nicholas Carr habla de como pueden evolucionar nuestras respuestas al entorno dependiendo de las experiencias de la vida. Pues unámoslo todo, experimentación animal y aprendizale neuronal y sale un nombre,  Eric Kandel.

Una experimentación animal que se llevó a cabo en la década de los ’70 por, Eric Kandel fue con babosas de mar.

Comenzó unos trabajos con las Aplysias. Las Aplysias tienes un característico sistema nervioso con pocas células y de un gran tamaño.

Algo sencillo con lo que trabajar y poder observar los resultados frente al complejo sistema nervioso de otros animales.

Estas babosas ponían en marcha un acto reflejo al tocar sus branquias, las cerraban para protegerlas de posibles daños. Al examinar las neuronas sensoriales de las branquias, Kandel comprobó que estaban conectadas con el 90% de las neuronas motoras.

Se le ocurrió, y no me preguntéis cómo porque son esas cosas que a uno se le pasan por la cabeza, qué pasaría si tocáramos el número suficiente de veces esta zona como para eliminar el acto reflejo. Y allá fue, toca que te toca, logró eliminar el acto reflejo.


Y ahora qué, pues vamos a comprobar si algo ha cambiado en las conexiones entre las neuronas sensoriales y las motrices. Sorprendentemente sí, se había dado un cambio, según Kandel:

“este cambio de comportamiento aprendido venía acompañado por un progresivo debilitamiento de las conexiones sinápticas” entre las neuronas sensoriales que “sienten” el contacto y las neuronas motrices que le indican a la branquia que se retraiga.»

La babosa se había acostumbrado al contacto y aprendió a hacerle caso omiso.

De todo esto Kandel sacó una conclusión que le valió el galardón del Premio Nobel.

Esta plasticidad de nuestras sinapsis armoniza dos filosofías de la mente que hace siglos estaban en conflicto: el empirismo y el racionalismo.

Según los empiristas, como John Locke, la mente con la que nacemos es una pizarra en blanco, una tábula rasa. Todo lo que sabemos proviene de nuestras experiencias, de lo que aprendemos mientras vivimos. Dicho en términos más familiares, son producto de la cultura, no de la naturaleza.

Según los racionalistas, como Immanuel Kant, nacemos con una “plantilla” mental incorporada que determina la forma en que percibimos e interpretamos el mundo. Todas nuestras experiencias se filtran a través de estas plantillas innatas. Predomina la naturaleza.

Por lo que podemos decir que nuestras conexiones sinápticas, con las que nacemos, no son estáticas. Cambian y se modifican según las experiencias que tengamos, hasta niveles que no se creían posibles.

Este es uno de los descubrimientos en los que se apoya Nicholas Carr para decir que internet no está haciendo mentalmente superficiales.

La babosa Aplusia ha sido de gran utilidad, también, para el decubrimiento de cuales son las sustancias que intervienen en el aprendizaje.

Por ello yo votaría por realizar un monumento a la babosa de mar Aplysia.

¿Tu que opinas, monumento si/no o te da igual?

Un homenaje para Aplysia

Fuente:.xatakaciencia.com

mury, un beso




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