¿Sabías qué…? En la antigüedad también había atascos de carruajes

Es curioso pensar cómo se las apañaban nuestros antepasados cuando no existían los vehículos de transporte de los que gozamos en la actualidad. Ni la bicicleta, ni el coche, ni la moto… Ahora se nos haría impensable desenvolvernos sin tales medios de transporte, aunque seguro que más de uno habría agradecido alguna vez no haberlos conocido, sobre todo cuando se producen atascos.

Da pereza solo de pensarlo, ¿verdad? Pues en la antigüedad también había atascos, y de los gordos. De hecho, el 23 de diciembre de 1879 el New York Times dedicaba unas líneas en sus páginas a una extraordinaria congestión de tráfico de carruajes: nada más y nada menos que 5 horas de atasco en un tramo de Broadway. Que no me quiero imaginar cómo se quedaría la calzada tras semejante incidente, teniendo en cuenta las necesidades fisiológicas de los caballos…

El caso es que el tráfico en la edad media ya era todo un quebradero de cabeza. Tanto es así que durante esa época ya existían peajes y una legislación que controlaba, de algún modo, el tráfico de carros. Por un lado, y debido al deterioro que sufrían pavimentos y puentes, se comenzó a prohibir el acceso a carros alzados a las ciudades.

El exceso de velocidad de los carruajes, por otro lado, también se concebía como un problema grave. En Londres, en 1720, los accidentes de tráfico provocados por estos medios de transporte eran la principal causa de muerte. Por ello, no es de extrañar que conducir demasiado deprisa estuviera multado con penas que iban desde pagar 40 peniques hasta ir a la cárcel.

Unos años más tarde, en 1867, Nueva York sufría una media de 4 muertes a la semana por culpa de los carruajes y la actividad era un caos.

Fuente | genciencia

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