En la mitología japonesa Namazu es el nombre de un pez gigante, un siluro que habita en las profundidades, en el barro, debajo de la tierra. Su cola yace bajo las provincias de Hidachi y Shinosa, y el cuerpo sostiene todo el archipiélago japonés. Cuando Namazu se agita, tiembla todo el Japón. En el centro de la espalda de Namazu sobresale una enorme piedra llamada Kaname-ishi. Cuando Kashima Daimiojin, el guardián de Namazu, se descuidaba y dejaba de presionar sobre la roca, el gigantesco siluro se movía y provocaba un terremoto.
En el siglo XVI, se encuentran las primeras referencias históricas acerca de la conexión entre el gigantesco siluro mítico y los terremotos. Según el arquitecto japonés Ueda Athushi, las pagodas japonesas de madera (Go ju no to: Torres de cinco láminas) esconden secretos de más de mil años que hablan de una preocupación de sus constructores por evitar los daños de los movimientos de Namazu.
Tras el terremoto que arrasó Edo (actual Tokio) a mediados del siglo XIX, se imprimieron varios centenares de grabados en madera, “ukiyo-e”, alusivos a Namazu, y que fueron llamados “namazu-e”, unos con la finalidad de proteger de futuros terremotos, pero otros alabando al siluro gigante Namazu por su capacidad para cambiar el mundo de manera positiva.
Finalmente al siluro también se le llegó a mostrar como un animal benefactor y protector del hombre que con sus movimientos avisa de un inminente terremoto. Hoy en día los refugios o zonas de seguridad contra los terremotos en Japón se señalan con el dibujo de un siluro sonriente.
Hoy imagino a los japoneses o culpando a Namazu de su desgracia o alabándolo para conseguir su favor y que no se vuelvan a dar tan terroríficas circunstancias
Fuente:www.artecreha.com/El_Arte_y_su_mundo/namazu.html