El agua transfigura todo cuanto toca. El agua incolora, pero conteniendo todos los colores que pueda reflejar. Como un espejo nos muestra un mundo que, tal vez, sólo exista en el momento en que lo miras. Con sus ondas y reverberaciones, practica el arte multiplicando la belleza del mundo. Si una fotografía congela ese movimiento, una simple corriente de agua puede generar millares de imágenes. El resultado, una obra de arte, en la que se puede a veces detectar incluso la influencia de un Monet o de un Van Gogh. Un segundo antes o un segundo después la obra sería distinta. Y es que el agua , como Proteo,es un misterioso ser que se transmuta a cada instante.
Así lo ha sabido ver el fotógrafo Brandan. El resultado es una obra de arte, en la que puedes llegar a observar el estilo de un Monet o de un Van Gogh. Brandam nos ofrece, en esta exposición, abundantes y mágicas muestras del potencial pictórico que ha sustraido del agua, para deleite de nuestros ojos.
Realmente mágico. Un gran ojo y una gran mente para poder interpretar en una fotografía ambas cosas al mismo tiempo.
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muri, un beso