Y es que me parto, no puedo entender a ciertos grupos sociales.
En Esterri d’Aneu, Lerida se celebra la «Festa del Ruc» o lo que es lo mismo la fiesta de burro.
Si los amantes de estos animales os pensáis que se trata de homenajear a este sufrido animal, que ha sido el tractor y furgoneta rural durante siglos y siglos y siglos, estais equivocados, se lo comen.
Sí, en eso consiste la fiesta en comerse a uno o dos burros, animalicos.
Por lo que me parto es porque resulta que el burro es el animal que simboliza el Nacinalismo Catalán, como habremos podido comprobar en muchos automóviles e incluso esa imagen de un burro montando a un toro.
Los críticos con esta fiesta acusan a los participantes de comerse un animal protegido y en vias de extinción.
La respuesta a esto por parte de los organizadores es que los burros que se comen no son de la especie protegida y claro está autóctona.
Lo que viene a decir que si el burro ha nacido fuera de las fronteras catalanas ya no son especie protegida, sino burros españoles que no tienen derecho a la vida y mejor si se extinguen.
Y es que el que no se convence así mismo es porque no quiere.
Este es un poema al evento por parte de Zapaterías rimadas que lo definen estupendamente.
La parrillada está lista:
Que no os dé ninguna pena…
Era un burro centralista
que nació en Sierra Morena.
No lo dejéis para luego,
que no os dé remordimiento…
No es más que un burro charnego
convertido en alimento.
No comía rovellón,
(que es nuestra autóctona seta)
sino el basto champiñón
que se cría en la Meseta.
Ni probó la escalibada
ni bailaba la sardana,
que, a la orilla del Guadiana,
se atracaba de cebada.
Sin complejos, que es de fuera:
Es el burro al que cantó
el poeta aquél hortera
que escribió “Platero y yo”.
Fuente: zapateriasrimadas