Si desde que existe la Historia, entiendase, como textos donde hemos podido constatar la dedicación de los hombres en épocas anteriores a la nuestra, es decir hace 5000 años, conocemos que uno de los impulsos de estas personas era la religión, los dioses, seres a los que dedicaban grandes esfuerzos para construirles grandes construcciones y dotarles de solvencia económica además de reproducir sus imágenes, algunas tan gigantescas como auténticos rascacielos de una riqueza que deberíamos reirnos de San Pedro. No es menos ciertos que también les impulsó la ciencia, el descubrimiento de nuevas técnicas, agrarias (mejora de cultivos), zoológicas ( domesticación y crianza) , maritimas (tipos de barcos, velas, corrientes marinas), industriales ( moldes, altas temperaturas para fundir, engarces) , económicas (comercio, letra de cambio, moneda), constructivas ( bóveda falsa, arco, geometría), etc. Todas ellas para conseguir facilitar el trabajo y optener mejores resultados y beneficios.
Pero mientras cada uno ocupaba su posición en la sociedad, no se tiraban los trastos a la cabeza, cada uno ocupaba su lugar. La religión daba respuestas a nuestra esencia espiritual y la ciencia, antes no se la llamaba así, eran artesanos, daba respuestas a nuestras necesidades físicas.
Pero, y todo tiene un pero, siempre ha existido el ansia de poder. El poder, ¿qué tiene el poder para que tantos estén dispuestos a perder la vida de los demás para obtenerlo?. Qué placer perverso encuentra alguien, entiendase no solo como una persona individual sino también como un colectivo, en sentir que su palabra es la ley, que solo importa lo que él piense, que no hay nada más allá de su propio espacio.
Y frente al poder los opositores. Aquellos, que se sentían encorchetados y agobiados por las presiones, de los que obstenatando el poder querían ejercer el dominio de toda la sociedad. Y han montado revueltas y han quemado edificios y han matado gente.
Hoy nada ha cambiado, seguimos como borregos en la misma dinámica, lo único que debemos cambiar es el nombre del dios al que adoremos. Puede ser un dios cristianos contra la diosa ciencia, o una sociedad occidental tecnificada y falta de sensibilidad contra una tribu amazónica, africana, o cualquier porción de una sociedad que desee otra forma de vida menos material. O una religión en contra de el resto del mundo por no tener su credo, que como todos sabemos es el único y verdadero (tengo un dejavu), donde la ciencia no tiene cabida, no vaya a ser que sus acólitos puedan pensar por si mismos y se les acabe el chollo.
Cuando la ciencia no tienen respuestas para todas las cosas, ni la religión puede lograr avances tecnológicos que mejoren la vida. ¿Dónde está la discusión?. A un lado o al otro encontramos las mismas motivaciones, «lo mío es la verdad» lo que lleva a que el de enfrente esté equivocado y por supuesto, haya que convencerle…
Cada vez creo más en que nos iba mejor como recolectores cazadores socialmente hablando. Me lo confirma el hecho de que muchas tribus amazónicas después de conocer lo que llamamos, «civilización», han vuelto a la selva a vivir como siempre y no desean ningún contacto con nuestro mundo. Algo hacemos muy mal.
muri, un beso
