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El Juicio de Paris ¿una historia clásica?

La manzana de la discordia. Una frase que muchos conocemos pero que, yo al menos asociaba a la manzana de Eva. ¡Pues no!.

Leyendo el Juicio de Paris, donde aparece la manzana de la discordia, he encontrado muchas similitudes con textos de la Biblia, con cuentos o con historias famosas. Son los arquetipos que se viene repitiendo, no se sabe desde cuando, narración tras narración.

Hagamos un recorrido por esta fascinante historia.

El Juicio de Paris y la manzana de la discordia

Y cuál es este juicio, pues según la wikipedia tiene variadas versiones. La primera la encontramos en uno de los textos griegos más antiguos, La Iliada de Homero del siglo VIII a. C. A partir de ahí se le han ido añadiendo o restando elementos hasta la que ha llegado a nuestros tiempos. Y eso, si no es que el mismo Homero bebió de fuentes anteriores a él, que yo creo que va a ser que sí.

Esta primera versión trata de como el dios Proteo profetiza que la diosa del mar Tetis dará a luz un hijo  de Zeus, el dios supremo, que superará y derrocará a su mismo padre.

No por faltas de ganas de yacer junto a la hermosa diosa, Zeus envía a su nieto, medio humano  y medio dios, el Eacida Peleo, a fin de evitar la profecía que había lanzado Proteo.

Peleo se dirige en la noche a la cueva donde duerme Tetis; «Allí se adueña de ti Peleo, cuando yacías vencida por el sueño y, puesto que tú, pretendida con súplicas, lo rechazas, intenta la violencia anudando tu cuello con ambos brazos; y, si no hubieses recurrido a tus acostumbradas artes cambiando muy a menudo tu figura, él habría salido victorioso en su osadía; pero tú unas veces eras un ave (sin embargo, él sujetaba el ave), otras eras un pesado árbol: Peleo se adhería al árbol; la tercera forma fue la de una moteada tigresa: aterrorizado el Eácida soltó aquellos brazos del cuerpo»

El Eacida Peleo no desiste y envía ofrendas a los dioses de los mares vertiendo vino al mar, restos de reses  y  humos de incienso hasta que recibió una respuesta del vate de los Carpatos.

“Eácida, conseguirás la boda deseada; tú al punto, cuando descanse dormida en la helada cueva, sujétala sin que se dé cuenta con lazos y con una fuerte cadena. Y que no te engañe adoptando cien figuras, antes bien oprime tú cualquier cosa que sea hasta que vuelva a adquirir la forma que fue antes”.

Siguiendo las indicaciones del vate, Peleo consigue que Tetis, tras una larga lucha con diferentes transformaciones, ceda; “Vences no sin la voluntad de los dioses”, y se mostró como Tetis. El héroe abraza a la que se declara vencida, y se adueña de sus deseos y la llena del gran Aquiles.

 

Otra versión habla de que Peleo se enamora de Tetis y consigue casarse con ella.

Se organizó una gran boda a la que acudieron todos los dioses y diosas del Olimpo además de los mortales más prestigiosos. Solo una diosa no fue invitada Eris, la diosa de la Discordia, que ofendida se presentó allí e hizo lo que mejor sabía sembrar la discordia.

El caso es que Eris llevó una manzana de oro, en la que ponía kalisti (para la más bella), la tiró sobre la mesa  y dijo que era para la diosa más bella de la fiesta.

 

Tres diosas se lanzaron a por la manzana, Afrodita, Atenea y Hera disputando por la manzana y consiguiendo que la discordía se instalará en el banquete.

Zeus, muy sabiamente, se quitó el muerto de encima diciendo. ¡Hermes!, coge esa manzana de ahí y baja a Frigia, a casa del hijo de Príamo, el boyero que lleva a sus bueyes a pacer del Ida en el Gárgaro, y dile: “Paris, Zeus te ordena, ya que eres guapo y entendido en las cosas del amor, que juzgues entre las diosas cuál es de ellas la más hermosa, y que la que venza coja la manzana como premio del combate”. Y ya es hora para vosotras, diosas, de ir junto al juez, porque yo me niego a hacer de árbitro ya que os amo igualmente y, si fuera posible, con placer os vería a todas victoriosas. Y es inevitable que, el que conceda el premio de la hermosura a una sea odiado por las otras. Por eso yo no os resulto un juez conveniente, pero este joven frigio al que os vais a dirigir, no sólo es de sangre real y pariente de Ganímedes, al que veis aquí, sino que además es simple en las otras cosas y un habitante de las montañas, y nadie podría considerarlo indigno de semejante espectáculo. 

 

Lo que no contaba Zeus es que Paris era humano y tenía deseos, sueños y un precio.

Las tres diosas se presentaron ante Paris. Aquí es donde se encuentran varias versiones en las que las tres féminas se presenta o todas desnudas, o todas vestidas o solo se presenta sin ropa Afrodita, la diosa del amor.

Cada una intenta, a través del chantaje, conseguir la manzana de oro ofreciendo a Paris aquello que ellas creen que pudiera desear.

Hera, la diosa madre le ofrece, según las versiones, todo el poder que pudiera desear o el imperio de Asia.

Atenea diosa de la sabiduria y de la guerra (curiosa paradoja) le ofrece, según versiones, la sabiduría o vencer en todas las batallas.

Afrodita, diosa del amor, con una sola versión, le ofrece el amor de la mujer más hermosa del mundo Helena.

Como Paris es hombre, es príncipe y se encuentra solo, lo que más le motiva es el ofrecimiento de Afrodita y le entrega a ella la manzana.

Afrodita por su parte deberá cumplir su palabra y consigue que Paris y Helena se enamoren dando lugar a la afamada guerra de Troya, que todos conocemos.

Seguramente tu habrás encontrado otros arquetipos que yo no he visto en esta fantástica historia.

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