Laberinto del Minotauro

La leyenda del Minotauro, fue escrita por primera vez por un autor latino, Ovidio (43 a 17 a.C), de la época del emperador Augusto, quien completó su educación en Atenas donde debió conocer  la historia de este legendario personaje, con cabeza de toro y cuerpo humano. Dejándola plasmada en su obra «La Metamorfosis»donde retrata al Minotauro como un ser deseoso de sangre y cruel.

La leyenda según Ovidio:

En Creta reinaba el poderoso Rey Minos. Su capital era célebre en el mundo por el laberinto, lleno de intrincados corredores, de los cuales era casi imposible encontrar la salida. En el interior vivía el terrible Minotauro, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto de los amores de Pasifae, la esposa de Minos, con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas. En cada novilunio había que sacrificar un hombre al Minotauro, pues cuando el monstruo no satisfacía su apetito, se precipitaba fuera para sembrar la muerte y desolación de los habitantes de la comarca.

Un día, el Rey Minos recibió una trágica noticia: su hijo acababa de morir asesinado en Atenas. Minos clamó venganza, reunió a su ejercito y lo envió a Atenas para iniciar el ataque. Atenas, al no estar preparada, no pudo ofrecer resistencia y solicitó la paz. Minos, con severidad dijo: «Os ofrezco la paz, pero con una condición: cada nueve años, Atenas enviará siete muchachos y siete doncellas a Creta para que paguen con su vida la muerte de mi hijo». Aquellos jóvenes serían arrojados al Minotauro para que los devorara. Los atenienses no tuvieron más remedio que aceptar aunque con una única reserva: que si uno de los jóvenes conseguía matar al Minotauro y salir del laberinto (cosa poco menos que imposible) no sólo salvaría su vida, sino también la de sus compañeros, y Atenas sería eximida de dicha condena.

Dos veces pagaron los atenienses el trágico tributo. Se acercaban ya el día en que por tercera vez la nave de velas negras, signo de luto, iba a surcar la mar. Entones, Teseo, hijo único del rey de Atenas, Egeo, ofreció su vida por la salvación de la ciudad. El Rey y su hijo convinieron en que si a Teseo le favorecía la suerte, el navío que los volviera al país enarbolaría velas blancas.

La prisión en Creta, donde Teseo y los otros jóvenes fueron alojados como prisioneros lindaba con el parque por donde las hijas del Rey Minos, Ariadna y Fedra, solían pasear. Un día el carcelero avisó a Teseo que alguien quería hablarle. Al salir, el joven se encontró con Ariadna, quien subyugada por la belleza y la valentía del joven decidió ayudarle a matar al Minotauro a escondidas de su padre. «Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el Laberinto ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida». Le dio también una espada mágica.

A la mañana siguiente, el príncipe fue conducido al Laberinto, tomó el ovillo, ató el extremo del hilo al muro y fue desenrollándolo, a medida que avanzaba por los corredores. Tras mucho caminar, penetró en una gran sala y se encontró frente al temible Minotauro, que bramaba de furor se lanzó contra el joven. El Minotauro era tan espantoso, que Teseo estuvo a punto de desfallecer, pero consiguió vencerle con la espada mágica. Le bastó luego seguir el hilo de Ariadna en sentido inverso y pronto pudo atravesar la puerta de salida.

Teseo salvó su vida, la de sus compañeros y liberó a su ciudad de tan horrible condena. Dispuestos ya a reembarcar, Teseo llevó a bordo en secreto a Ariadna y también a Fedra, quien no quiso abandonar a su hermana mayor. Durante el viaje y tras una feroz tormenta tuvieron que refugiarse en la isla de Naxos. Vuelta la calma, emprendieron el retorno. Pero Ariadna no aparecía, la buscaron, la llamaron, pero fue en vano. Finalmente abandonaron la su búsqueda y se hicieron a la mar. Habían zarpado cuando Ariadna despertó en el bosque, después de caer extenuada por el cansancio. De pronto, y rodeada por monumental ceremonia se le apareció el joven más bello que nunca antes haya visto. Era Dionisios, dios del vino, quien le ofreció casamiento y hacerla inmortal. La joven aceptó y después de un viaje triunfal por la Tierra, el dios la llevó a su morada eterna.

En tanto, en Atenas cundía la tristeza. El anciano Rey iba todos los días a la orilla del mar, esperando ver a su hijo retornar. Al fin, el barco apareció en el horizonte. Pero traía las velas negras y el anciano desesperó. Es que Teseo, abatido por la desaparición de Ariadna había olvidado izar las velas blancas, signo de su victoria. Loco de dolor, el rey Egeo se arrojó al mar que desde entonces lleva su nombre. Pasó el tiempo y los atenienses reunidos en asamblea ofrecieron la corona a Teseo, quien se casó luego con Fedra y reinó por largos años.


Se data en el 3000 a.C la llegada de los primeros emigrantes desde Asia Menor a la isla de Creta. Llegaron pobladores de Egipto, norte de Grecia, Indostán y regiones adyacentes gracias a la primacía comercial de Creta. De esta mezcla nació la cultura Cretense, también llamada Minoica por su rey más conocido y plasmado en las leyendas. Los cretenses practicaban el culto al toro, como lo demuestran las escenas en las paredes de los palacios y los grandes cuernos que adornaban la fachada y los lugares que se piensan estaban dedicados a ceremonias religiosas.

El laberinto ha sido buscado durante siglos. En 1899 el arqueólogo Arthurs Evans descubrió el palacio de Cnoso, un palacio repleto de salas a diferentes alturas con salas comunicadas  con escaleras y patios y otras sin salida. Lo que ha llevado a los arqueólogos a pensar que este debió ser el temible laberinto del Minotauro. Los pobladores de Atenas por aquella época se encontraban  bajo el poder de Creta.Tras la erupción del volcán  Santorini, hacia el 1600 a.C, la economía cretense quedo tan dañada que nunca se volvió a recuperar, fue tomando la primacía en el comercio los micénicos, localizados en Atenas cuya expansión comenzó por el 1600 a.C mucha de su cultura es influencia cretense.

Cuando la historia es contada por el vencido, el vencedor siempre es cruel y te quita lo que  más quieres. Cuando el vencido asciende, es a través de un gran héroe que acaba con el tirano. Yo siempre he visto en esta leyenda narrada por los griegos, el momento en el que Minos obtuvo la supremacía sobre los atenienses  haciendo que les pagaran tributos y  su caida y la ascensión de Micenas en el momento en el que Teseo vence al Minotauro y deja de pagar tributo al rey Minos.

mury, un beso

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