Los seres humanos que se desplazan a más velocidad, sin la ayuda de ningún ingenio mecánico, son los esquiadores. Y dentro de éstos, los de alta velocidad serían capaces de competir hasta con los vehículos más rápidos sobre ruedas. El ejemplo más visible lo tenemos en los actuales récords de velocidad alcanzados por Simone Origone: 251,40 Km/h. y de Sanna Tidstrand con 242,59 Km/h., velocidades ambas sólo soñadas en circuitos de carreras y con vehículos muy preparados para la velocidad. En cambio, los esquiadores, además de los esquís, sólo cuentan con la ciencia aerodinámica para conseguir tal proeza.
Desde la cabeza a los pies, cada prenda que cubre a los esquiadores de alta velocidad, sigue un estudio, diseño y fabricación dependiendo siempre de la aerodinámica para su menor resistencia al aire, e incluso para aprovechar las fuerzas de empuje que se puedan producir con el desplazamiento. Los esquís miden 2,40 mts. No son rectos como algunos puedan creer, ya que deben poder corregir la trayectoria. Tampoco tienen puente, ni canal bajo la suela, y la espátula va casi a ras de suelo. El conjunto completo de esquís y fijación pesa alrededor de13 kg., casi el doble que en un equipo normal. Las botas, para que ganen en forma aerodinámica son más estrechas y duras, se extraen los ganchos del empeine y se tapan los agujeros del tornillo con cinta adhesiva. Se cubren con el pantalón hasta el empeine y se pega con cinta para que no se forme la mínima turbulencia. Los espoilers se fabrican con poliespan y a medida, en forma de triángulo isósceles. Los bastones tienen una forma extraña en z, que casi obligan al esquiador a formar su posición aerodinámica. El mono y los guantes se fabrican de látex para ofrecer menor resistencia al viento.
Toni Ferrando.