El nacimiento del cajero automático: Del chocolate a la era sin efectivo

Hace más de 50 años, en 1967, se inauguró el primer cajero automático del mundo, un invento que revolucionó la forma en que las personas acceden a su dinero y que hoy enfrenta un futuro incierto en la era de los pagos digitales.

El origen de este dispositivo tan familiar y cotidiano para millones de personas en todo el mundo se remonta a una historia sorprendente que involucra al chocolate, la necesidad de los bancos de ofrecer un mejor servicio a sus clientes y la visión de un ingeniero británico.

Los inicios del cajero automático

La idea del cajero automático surgió a finales de la década de 1960 en el Reino Unido, cuando los bancos buscaban formas de mejorar la experiencia de sus clientes y reducir la carga de trabajo de sus empleados. En ese momento, los bancos se enfrentaban a largas filas y horarios limitados que frustraban a los usuarios.

Fue entonces cuando un ingeniero eléctrico llamado John Shepherd-Barron tuvo una idea brillante. Shepherd-Barron, que en ese entonces trabajaba para la empresa de servicios financieros Smiths Industries, se inspiró en una máquina expendedora de chocolate para desarrollar un dispositivo que permitiera a los clientes de los bancos retirar dinero en efectivo fuera del horario de atención.

La conexión entre el cajero automático y el dispensador de chocolates puede parecer sorprendente, pero Shepherd-Barron explicó que la idea le vino a la mente mientras se encontraba en la bañera, pensando en cómo podría solucionar el problema de las largas filas en los bancos. Fue entonces cuando recordó la máquina expendedora de chocolates de su infancia y se le ocurrió que un dispositivo similar podría funcionar para retirar dinero.

Shepherd-Barron desarrolló un prototipo de cajero automático que utilizaba cheques impresos con un material radioactivo que permitía su autenticación. Estos cheques, que se introducían en la máquina, activaban un mecanismo que dispensaba billetes de 10 libras esterlinas.

El actor Reg Varney utilizando el primer cajero automático del mundo en el Barclays Bank de Enfield, al norte de Londres, el 27 de junio de 1967.
El actor Reg Varney utilizando el primer cajero automático del mundo en el Barclays Bank de Enfield, al norte de Londres, el 27 de junio de 1967. Foto Wikipedia

El primer cajero automático del mundo se instaló en una sucursal del Barclays Bank en la localidad de Enfield, al norte de Londres, el 27 de junio de 1967. Este hito tecnológico, bautizado como «Hole in the Wall» (Agujero en la Pared), permitía a los clientes retirar dinero las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

El éxito y la expansión del cajero automático

El invento de Shepherd-Barron fue un éxito inmediato. Los clientes del Barclays Bank acogieron con entusiasmo la posibilidad de acceder a su dinero fuera del horario bancario tradicional, y la tecnología se extendió rápidamente a otros bancos y países.

En 1969, apenas dos años después de la inauguración del primer cajero automático, ya había más de 1.000 unidades instaladas en el Reino Unido. Para 1972, este número había crecido a 2.500 cajeros, y para 1978 se habían instalado más de 6.000 en todo el país.

La expansión del cajero automático no se limitó al Reino Unido. En 1969, el primer cajero automático fuera de este país se instaló en Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York. Desde entonces, la tecnología se ha extendido a prácticamente todos los rincones del mundo, convirtiéndose en una herramienta indispensable para millones de personas.

Según datos de la Asociación Mundial de Operadores de Cajeros Automáticos (ATMIA), a finales de 2021 había más de 3,5 millones de cajeros automáticos en funcionamiento en todo el mundo. Estos dispositivos han facilitado el acceso al efectivo, permitiendo a los usuarios retirar dinero de forma rápida y conveniente, las 24 horas del día.

La evolución del cajero automático

A lo largo de los años, el cajero automático ha experimentado una constante evolución, adaptándose a los cambios tecnológicos y a las necesidades de los usuarios.

Uno de los avances más significativos fue la introducción de la tarjeta de débito, que reemplazó a los cheques impresos con material radioactivo utilizados en los primeros modelos. Esta innovación, desarrollada en la década de 1970, permitió a los usuarios autenticarse de forma más segura y eficiente.

Además, los cajeros automáticos han incorporado una amplia gama de funcionalidades más allá de la simple retirada de efectivo. Hoy en día, estos dispositivos permiten a los usuarios realizar una variedad de operaciones, como consultar saldos, transferir fondos, pagar facturas e incluso depositar cheques.

La evolución tecnológica también ha mejorado la seguridad de los cajeros automáticos. Características como la lectura de tarjetas con chip, la autenticación biométrica (como el reconocimiento facial o de huellas dactilares) y la detección de fraude han ayudado a proteger a los usuarios de posibles abusos.

Asimismo, los cajeros automáticos se han vuelto más accesibles y amigables para los usuarios. Muchos de ellos cuentan con pantallas táctiles, instrucciones en múltiples idiomas y opciones de accesibilidad para personas con discapacidades.

El fin del efectivo y el futuro del cajero automático

A pesar de su éxito y evolución a lo largo de las décadas, el cajero automático se enfrenta a un futuro incierto en la era de los pagos digitales. La creciente popularidad de las aplicaciones de pago móvil, las tarjetas de crédito y débito sin contacto, y los sistemas de pago en línea han reducido gradualmente la necesidad de efectivo.

Según datos de la Asociación Bancaria Europea, el uso de efectivo en las transacciones de los consumidores en la Unión Europea disminuyó del 79% en 2016 al 73% en 2019. Esta tendencia se ha acelerado aún más durante la pandemia de COVID-19, cuando muchos comercios y consumidores optaron por métodos de pago sin contacto para reducir el riesgo de contagio.

Ante este escenario, algunos expertos predicen que el cajero automático podría estar en peligro de extinción en los próximos años. De hecho, en países como Suecia, Noruega y Dinamarca, el número de cajeros automáticos ha disminuido significativamente en los últimos años, a medida que los pagos digitales se han vuelto más predominantes.

Sin embargo, otros analistas creen que, si bien el uso del efectivo puede disminuir, los cajeros automáticos seguirán desempeñando un papel importante en el futuro de los servicios financieros. Estos dispositivos podrían evolucionar para ofrecer una gama más amplia de servicios, como la compra y venta de criptomonedas, la recarga de tarjetas de transporte público o la realización de trámites bancarios avanzados.

Además, en muchas partes del mundo, especialmente en economías emergentes y en desarrollo, el efectivo sigue siendo el principal medio de pago, lo que mantiene la relevancia de los cajeros automáticos. Incluso en países con altos niveles de digitalización, como Estados Unidos y el Reino Unido, el efectivo sigue siendo utilizado por una parte significativa de la población, principalmente por aquellos que no tienen acceso a servicios bancarios o prefieren la privacidad que ofrece el pago en efectivo.

En conclusión, el cajero automático, ese invento nacido de la inspiración de un ingeniero británico y el chocolate, ha sido una pieza clave en la evolución de los servicios financieros durante más de medio siglo. Aunque enfrenta desafíos en la era de los pagos digitales, es probable que los cajeros automáticos sigan desempeñando un papel importante en el futuro, adaptándose a las nuevas tecnologías y necesidades de los usuarios.

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