Cuando somos niños los días son interminables pero a medida que nos hacemos mayores nos da la impresión de que los días vuelan.
Neurocientíficos y psicólogos dan vueltas a este fenómeno desde hace tiempo y hay algunas teorías que intentan explicarlo.
David Eagleman, neurocientífico que estudia los fenómenos relacionados con la percepción del tiempo en su Laboratorio de Tiempo y Percepción en el Baylor College of Medicine, explica la aceleración de la vida a medida que nos hacemos mayores por el gasto energético de nuestro cerebro cuando procesamos información.
Eagleman, ha recogido escritos y artículos científicos actuales y de hace siglos que reflexionan y buscan una respuesta al fenómeno y su conclusión coincide con la explicación de Eagleman.
«El tiempo psicológico discurre en un reloj interno guiado por nuestros recuerdos. La duración y el ritmo son fabricados por la memoria»
También hace referencia a un fragmento de Principios de Psicología escrito por el psicólogo y filósofo useño (USA)William James en 1890 que atribuía el acortamiento de los años a la monotonía de los recuerdos.
«Durante nuestros años de juventud tenemos alguna experiencia totalmente nueva cada hora del día, subjetiva u objetiva, la capacidad de retención es fuerte, y nuestros recuerdos de esa época […] son detallados»
Según su teoría, cuando la experiencia es nueva, nuestro cerebro gasta más energía. Es así porque prestamos más atención y registramos más detalles que cuando la experiencia es repetida.
Este esfuerzo mental nos produce la sensación de que el tiempo transcurrido es mayor. Por el contrario cuando la experiencia es repetida los datos nuevos disminuyen gastando una menor energía en la representación mental.
Fuente: rtve
mury, un beso