5 realidades que debes conocer sobre el clima extremo y el cambio climático en Europa

La Comisión Europea alerta del aumento de fenómenos meteorológicos extremos, impulsados por el calentamiento global, y llama a reforzar la resiliencia climática

El cambio climático ya no es una amenaza futura: sus efectos se manifiestan cada vez con más frecuencia en forma de olas de calor, lluvias torrenciales, sequías, incendios y tormentas más intensas. Según la Comisión Europea, Europa es el continente que más rápido se está calentando, y los eventos meteorológicos extremos son hoy más comunes y destructivos que nunca.

Frente a la creciente desinformación que intenta minimizar la relación entre estos fenómenos y el calentamiento global, la evidencia científica es clara. Estas son cinco claves para entender qué está ocurriendo y por qué es urgente actuar.


1. El clima extremo no es nuevo, pero ahora es más frecuente y más severo

Siempre ha habido olas de calor, tormentas o sequías, pero el cambio climático está alterando su frecuencia e intensidad. Según el IPCC, los eventos de calor extremo que solían ocurrir una vez cada diez años, ahora se dan casi tres veces más a menudo y son más intensos, hasta 1,2 °C más calientes.

En Europa, las olas de calor han provocado un aumento del 30 % en las muertes relacionadas con el calor en los últimos 20 años. Además, la intensidad de las precipitaciones ha aumentado un 22 % en las últimas cinco décadas, incrementando el riesgo de inundaciones repentinas.

También está cambiando el ciclo del agua: el aire más cálido retiene más humedad, y eso se traduce en lluvias más intensas, pero también en sequías más prolongadas en algunas regiones. Si no se toman medidas, la demanda de agua podría superar en un 40 % la disponibilidad para 2030.


2. El cambio climático afecta a todas las formas de clima extremo, incluso al frío

El calentamiento global no significa la desaparición del frío, pero sí una reducción del número de días fríos extremos. Curiosamente, en algunos casos el cambio climático puede intensificar ciertas olas de frío, cuando el aire polar interactúa con aguas superficiales más cálidas, provocando tormentas de nieve más intensas.

Mientras tanto, Europa experimenta fenómenos opuestos según la región: el norte ve aumentar las lluvias intensas, el centro enfrenta una mezcla de sequías y lluvias torrenciales, y el sur se vuelve más seco, con incendios forestales más frecuentes y graves.


3. Las consecuencias afectan a la economía, la salud y la seguridad

Desde 1980, los fenómenos meteorológicos extremos han causado más de 738.000 millones de euros en pérdidas económicas en la UE, de los cuales más de 325.000 millones se deben a inundaciones. Al mismo tiempo, más de 246.000 personas han perdido la vida por eventos relacionados con el clima.

Los impactos se extienden a todos los sectores: el transporte, la energía, el agua y la agricultura se ven afectados. Por ejemplo, la tormenta Éowyn en enero de 2025 dejó sin electricidad a 768.000 hogares y empresas en Irlanda. Y en Francia, las altas temperaturas y bajos niveles de agua han forzado el cierre temporal de centrales nucleares.

Estos eventos no sólo cuestan millones en reparaciones: también generan cortes de suministro, pérdidas económicas por interrupciones en servicios críticos y daños a la salud pública. Las olas de calor, en particular, están aumentando la mortalidad y afectando a la productividad laboral.


4. La resiliencia climática es esencial, no opcional

Limitar el calentamiento global a 1,5 °C exige reducir las emisiones. Por ello, la Ley del Clima Europea fija el objetivo de neutralidad climática en 2050 y un recorte del 55 % en emisiones para 2030. Pero incluso con estas metas, algunos impactos ya son inevitables. La resiliencia —prepararse y adaptarse a los cambios— es clave para minimizar daños.

La Estrategia de Adaptación de la UE promueve la acción coordinada a todos los niveles, mientras que la Misión de Adaptación al Cambio Climático apoya a regiones y ciudades vulnerables con financiación del programa Horizonte Europa. En 2026, la Comisión presentará un paquete legislativo para reforzar la gestión de riesgos climáticos y aumentar la resiliencia.

En el sector energético, se están revisando los marcos de seguridad del gas y la electricidad para incluir riesgos climáticos. También se está avanzando en una Estrategia de Resiliencia Hídrica, que busca fomentar el uso eficiente del agua, la reutilización y el acceso universal a recursos hídricos seguros.


5. La naturaleza es parte de la solución frente al clima extremo

Además de infraestructuras tradicionales como diques y muros de contención, las soluciones basadas en la naturaleza juegan un papel crucial. Restaurar humedales, plantar árboles, proteger cuencas fluviales o instalar cubiertas vegetales son medidas que ayudan a absorber agua, reducir inundaciones, moderar temperaturas urbanas y capturar carbono.

Proyectos financiados por la UE como City Blues, AQUARES o Urban GreenUp promueven techos verdes, estanques de retención y espacios urbanos con sombra para mitigar olas de calor y sequías. Estas soluciones son rentables, multifuncionales y ofrecen beneficios sociales, ambientales y económicos.


La ciencia es clara: actuar es urgente

Los fenómenos extremos que se repiten año tras año no son casualidad. La ciencia demuestra que el cambio climático está detrás de su intensificación. Negarlo o minimizarlo no cambiará la realidad.

Pero hay esperanza: con información precisa, acciones coordinadas y las inversiones adecuadas en energía limpia, resiliencia climática y soluciones naturales, Europa puede proteger vidas, preservar su economía y construir un futuro más seguro frente a un clima cambiante.

Fuente: Comisión Europea

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