¿Si bebo agua embotellada, estoy tragando plástico o tóxicos ocultos? La respuesta no es sencilla, pero no hay peligro inmediato

La creciente preocupación por la presencia de plásticos en nuestro entorno diario ha llevado a muchos a cuestionarse si el consumo de agua embotellada implica la ingesta de plásticos o tóxicos ocultos. Aunque la respuesta no es sencilla, los expertos aseguran que, por ahora, no hay un peligro inmediato para la salud.

La invasión de los microplásticos

Un reciente estudio sugiere que, en promedio, una persona podría ingerir aproximadamente 5 gramos de plástico cada semana, lo que equivale al peso de una tarjeta de crédito. Este análisis, titulado «Naturaleza sin plástico: evaluación de la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza», realizado por la Universidad de Newcastle y encargado por WWF, señala que los humanos están consumiendo alrededor de 2,000 pequeñas piezas de plástico semanalmente, lo que se traduce en unos 250 gramos al año.

Los microplásticos en nuestra vida diaria

Los microplásticos están presentes en el agua, el aire, el suelo y los alimentos. La principal fuente de ingesta es el agua, tanto embotellada como del grifo. Existen grandes variaciones regionales; por ejemplo, en Estados Unidos e India se duplican las cantidades de plástico en el agua comparadas con Europa o Indonesia. Otros productos con altos niveles de plástico son los mariscos, la cerveza y la sal.

El impacto en la salud y el medio ambiente

«Los plásticos no solo contaminan nuestros océanos y vías fluviales, acabando con la vida marina; están en todos nosotros y no podemos escapar de su consumo», señala Marco Lambertini, Director General de WWF Internacional. A pesar de que la investigación aún está en desarrollo, queda claro que la contaminación por plástico es un problema global que necesita ser abordado desde su origen.

La Universidad de Newcastle combinó información de más de 50 estudios para comprender mejor el impacto de la contaminación plástica en las personas. Los hallazgos indican que la tasa global promedio de ingestión de plástico es de aproximadamente 5 gramos por semana. Este descubrimiento resalta la necesidad urgente de un sistema de gestión del plástico que prevenga su entrada en los ecosistemas.

Medidas urgentes y necesarias

El estudio enfatiza la importancia de que los gobiernos tomen medidas efectivas para abordar esta crisis. «Si no queremos plástico en nuestro cuerpo, debemos detener las millones de toneladas de este material que se filtran en la naturaleza cada año», añade Lambertini. Para enfrentar esta crisis, es fundamental que los gobiernos, las empresas y los consumidores colaboren para establecer un acuerdo global que combata la contaminación por plástico.

Consecuencias económicas y ecológicas

La contaminación por plástico no solo amenaza la vida silvestre, sino que también tiene graves consecuencias económicas. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que su impacto anual en la economía marina asciende a 8,000 millones de dólares. Además, se espera que las emisiones totales de CO2 relacionadas con el ciclo de vida del plástico aumenten en un 50% para 2030.

Conclusión

A pesar de la omnipresencia de los plásticos y los posibles riesgos para la salud, los expertos coinciden en que no hay un peligro inmediato. Sin embargo, la necesidad de continuar investigando y desarrollando soluciones sostenibles es crucial para mitigar los efectos a largo plazo y proteger nuestro planeta. La colaboración global y las acciones decisivas son esenciales para abordar esta crisis y asegurar un futuro más saludable y sostenible para todos.

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