La venta de Alaska de Rusia a Estados Unidos en 1867 es uno de los acontecimientos más significativos en la historia de la expansión territorial norteamericana. Esta transacción, a menudo denominada como «la compra de Seward», cambió el destino geopolítico de la región y sigue siendo un tema de debate e interés histórico. Este artículo explora las razones detrás de esta decisión y cómo un territorio tan vasto fue vendido por una suma que muchos consideraron insignificante en ese momento.
Contexto histórico
Para entender la venta de Alaska, es esencial mirar el contexto histórico de mediados del siglo XIX. Rusia había establecido una presencia en Alaska en el siglo XVIII, principalmente a través de la Compañía Ruso-Americana, centrada en el lucrativo comercio de pieles. Sin embargo, para mediados del siglo XIX, la rentabilidad de esta empresa había disminuido significativamente.
Razones de la venta
Las razones detrás de la decisión de Rusia de vender Alaska fueron diversas:
- Presiones económicas: Rusia enfrentaba presiones económicas internas, y el mantenimiento de Alaska era costoso. La disminución del comercio de pieles había reducido los ingresos de la región, y el gobierno ruso consideró que el territorio era más una carga económica que un activo.
- Problemas logísticos y defensa: La lejanía de Alaska y la dificultad logística para mantener una presencia eficaz en la región eran problemáticas para Rusia. Además, había preocupaciones sobre la capacidad de Rusia para defender Alaska en caso de un conflicto militar, particularmente contra el Reino Unido, que ya tenía una presencia significativa en Canadá.
- Relaciones exteriores: El zar Alejandro II y sus asesores creían que vender Alaska a Estados Unidos mejoraría las relaciones con este país y ayudaría a contrarrestar la influencia británica en América del Norte.
Negociaciones y acuerdo
La negociación fue llevada a cabo principalmente por el Secretario de Estado de los Estados Unidos, William H. Seward, y el ministro ruso en Washington, Eduard de Stoeckl. Seward era un firme creyente en la expansión americana y vio la adquisición de Alaska como una oportunidad estratégica y comercial.
El 30 de marzo de 1867, Rusia y Estados Unidos firmaron el tratado, por el cual Estados Unidos adquiriría Alaska por 7,2 millones de dólares, una cifra que equivalía a aproximadamente dos centavos por acre. A pesar de la visión de Seward, muchos contemporáneos en Estados Unidos vieron la compra como imprudente, refiriéndose a ella como «la locura de Seward» o «el refrigerador de Seward».
Impacto y consecuencias
La compra de Alaska tuvo varias consecuencias significativas:
- Expansión territorial de Estados Unidos: La adquisición añadió más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados al territorio estadounidense, un área inmensa rica en recursos naturales.
- Cambio geopolítico: La compra de Alaska alteró el equilibrio geopolítico en América del Norte, disminuyendo la influencia europea en la región y aumentando la presencia estadounidense.
- Desarrollo económico: A largo plazo, Alaska demostró ser una adquisición valiosa para Estados Unidos, especialmente con el descubrimiento de recursos naturales como oro y petróleo.
- Percepción pública: Inicialmente recibida con escepticismo, la percepción de la compra de Alaska cambió drásticamente con el tiempo, especialmente después del descubrimiento de oro a finales del siglo XIX.
En resumen
La venta de Alaska por Rusia a Estados Unidos en 1867 es un ejemplo clásico de cómo las decisiones geopolíticas pueden tener repercusiones duraderas y transformadoras. Lo que en su momento fue visto como un gasto excesivo o una compra cuestionable, resultó ser un paso crucial en la expansión y desarrollo de los Estados Unidos. Esta transacción sigue siendo un hito importante en la historia de la expansión territorial y las relaciones internacionales.
