Un equipo de la Universidad de California en Santa Cruz ha demostrado que las señales Wi-Fi pueden usarse para monitorizar el ritmo cardíaco sin necesidad de relojes, sensores ni dispositivos hospitalarios. La tecnología, llamada Pulse-Fi, se perfila como una alternativa asequible para hogares, hospitales y países con menos recursos.
Medir la frecuencia cardíaca ha dependido hasta ahora de wearables como relojes inteligentes o equipos médicos de contacto. Pero un grupo de investigadores de la UC Santa Cruz ha presentado Pulse-Fi, un sistema que convierte cualquier router o emisor Wi-Fi de bajo coste en un sensor capaz de detectar el pulso humano con una exactitud comparable a la de un oxímetro clínico.
El hallazgo, publicado en la conferencia internacional DCOSS-IoT 2025, podría suponer una revolución en la monitorización de la salud: equipos de apenas 5 a 30 euros (ESP32 o Raspberry Pi) bastan para obtener mediciones fiables en apenas cinco segundos, con un margen de error inferior a 0,5 latidos por minuto.
Cómo funciona Pulse-Fi
Los dispositivos Wi-Fi emiten ondas de radio que se alteran mínimamente al atravesar el cuerpo humano. El sistema registra esas microvariaciones, invisibles al ojo humano, y las filtra mediante algoritmos de aprendizaje automático hasta aislar la señal del corazón.
El equipo —formado por la profesora Katia Obraczka, el doctorando Nayan Bhatia y el estudiante Pranay Kocheta— probó la técnica con 118 voluntarios en 17 posturas distintas: sentados, tumbados, caminando o incluso a tres metros de distancia del dispositivo. En todos los casos, la medición fue estable y precisa.
“La clave está en eliminar el ruido del entorno y entrenar al algoritmo para reconocer la huella del latido”, explica Bhatia.
Un salto frente a otras soluciones
Aunque ya existían intentos de usar Wi-Fi para salud, Pulse-Fi resuelve dos limitaciones históricas:
- La distancia: alcanza hasta 3 metros sin pérdida de precisión.
- La posición: funciona aunque la persona cambie de postura o el dispositivo se mueva.
Además, la técnica procesa los datos en local, lo que permite proteger la privacidad y usarla en entornos sin conexión a la nube.
Usos potenciales
- Hogares: monitorización pasiva de ancianos, pacientes crónicos o personas con ansiedad.
- Hospitales y residencias: sistemas de apoyo que aprovechen la infraestructura Wi-Fi ya instalada.
- Telemedicina: envío seguro de métricas básicas sin necesidad de wearables.
- Regiones con pocos recursos: con dispositivos de bajo coste, se puede desplegar en clínicas rurales o programas de salud comunitaria.
Los investigadores ya trabajan en ampliar el sistema para detectar también la frecuencia respiratoria y posibles episodios de apnea del sueño.
Wearables vs. Wi-Fi: aliados, no rivales
Lejos de sustituir a los relojes o pulseras inteligentes, Pulse-Fi puede complementarlos. Mientras los wearables ofrecen métricas avanzadas (oxígeno en sangre, variabilidad del ritmo, calorías), el Wi-Fi aporta comodidad absoluta: no hay que cargar baterías ni llevar nada encima.
Un escenario posible es que el router avise de anomalías y el wearable confirme con más detalle.
FAQ
¿Qué necesito para usar Pulse-Fi?
Un emisor y receptor Wi-Fi de bajo coste (ESP32 de 5–10 € o Raspberry Pi de 30 €).
¿Con qué precisión mide?
Error inferior a 0,5 lpm tras 5 segundos de observación.
¿Es seguro para la privacidad?
No capta imágenes ni sonido, solo analiza variaciones de la señal inalámbrica. Se recomienda procesar en local y usar cifrado en caso de enviar datos.
¿Cuándo llegará al mercado?
Por ahora es un prototipo académico. Para uso médico se necesitarán ensayos clínicos y certificaciones regulatorias (FDA, CE).
Fuente: Universidad de California, Santa Cruz (UC Santa Cruz) – “WiFi signals can measure heart rate—no wearables needed”, presentación en DCOSS-IoT 2025.

