Somos seguidos por radiofrecuencia

 

Y yo sin saberlo, y resulta que existe un sistema de alarma antirrobo que emplean en las grandes superficies que son capaces de hacer el seguimiento de los compradores durante el periodo que lleven, evidentemente, el objeto comprado. Bolsos, billeteras, relojes, etc

 

 

Vaya que nos hacen un seguimiento como a los animales salvajes con los collares de radio frecuencia.

Que lugares visitamos, en que periodos del día, cuanto tiempo estamos en cada uno de ellos, vamos todo un estudio de mercado sobre el comportamiento de los consumidores que luego va a una base de datos.

Datos que como los biólogos ordenarán en tablas, estadísticas, frecuencias…

Para ¿atendernos mejor?, ¿para ofrecernos los mejores productos?.

¡Pues va a  ser que no! que será para ver cómo conseguir que compremos más.

¡Y luego dicen que no se gastan en I más D!, ¡Ja!

Son dos tipos de microchips los que se pueden encontrar colocados en los productos de las grandes superficies:

  • Las pasivas, que emiten señales solo cuando entran en el campo de acción de un lector, estas son las específicas antirrobo e inofensivas que colocaran en productos de difícil seguimiento como comida, higiene, baterias de cocina, etc.

  • Las activas, con tecnología RFID (etiquetas de identificación por radiofrecuencia) que emiten señales todo el día. Este sistema es el que permite  identificar y controlar los objetos a través del movimiento, es a lo que los profesionales llaman «el internet de las cosas».

Las más numerosas son las primeras, debido a los costes, sin embargo el abaratamiento de los segundo microchips está llevando al incremento  en el uso de este segundo sistema.

En España se calcula que el 3% de las pequeñas y medianas empresas tienen instaladas esta modalidad de etiquetas mientras que en las grandes compañías el porcentaje se eleva al 20%.

Menos mal que alguien vela por nosotros o por ellos mismos, que nunca se sabe, al fin y al cabo todos compramos seamos políticos, banqueros, famosos o gente de a pie.

El Parlamento Europeo ha alertado sobre ellos. El pasado mes de junio instó a los Estados a poner en marcha mecanismos para que el uso de estos artilugios garantice la privacidad y la protección de datos de los ciudadanos.

La Agencia Española de Protección de Datos, alerta a cualquier posible vulneración de la privacidad, ha lanzado la voz de alarma. Advierte de que, pese a las bondades que puedan tener estos mecanismos, es necesario que se exijan garantías para prevenir los efectos perversos.

Claro, ellos se de defienden. ¿Y quienes son ellos? pues la AECOC, Asociación Española de Codificación Comercial del modo más estúpido, diciendo  que se hace un mal uso de estos sistemas, que es más rápido o que dará puestos de trabajo.

En opinión de Sergi Cardona, responsable de RFID en la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC), se suele dar protagonismo al «mal uso» de los sistemas de identificación de radiofrecuencia pese a que es «el mismo que se puede dar a cualquier tecnología».

¿Cómo?, pero vamos para que lo habéis creado con esas capacidades para pasar un rato divertido viendo de qué sois capaces?

Pablo Sancho, director comercial de Asís Consultores -que se encarga de implantar estas etiquetas en lavanderías industriales, destaca que la identificación y la preparación logística de una sola prenda con código de barras tarda 16 segundos, mientras que con tags se gestionan hasta 150 prendas en unos 10 segundos. «El RFID es el futuro», asegura Sancho, y su uso no supondrá un problema siempre que «no se grabe nada en el tag, sino en una base de datos local que solo las personas autorizadas puedan consultar». Además, recalca que «a nivel de privacidad de la información, quizá está en una posición más vulnerable el usuario que entra a ver cualquier información vía Bluetooth en su móvil» puesto que la información en el RFID va «encriptada y codificada».

Mira que no sabemos que si esto funciona bien no se va a incidir en el tema invirtiendo millones de  €.

Daniel Alguacil, editor del portal especializado RFID-Spain, añade que reunir datos que puedan llegar a identificar a un consumidor «requeriría una extraordinaria universalización, una implementación a nivel global que a día de hoy no existe». Además, asegura que los «hipotéticos» riesgos para la intimidad que según algunos implica el RFID no son comparables a las ventajas del sistema: «Posibilita la reducción de precios, genera muchísimos puestos de trabajo, aumenta la competitividad de las empresas…».

¡Ves!, por aquí vamos mal, no todo se puede justificar en base al trabajo que proporciona o al recorte de los gastos dejando la privacidad personal en el fondo del cubo de la basura.

Lo más divertido son los consejos de la Agencia de Protección de Datos al alcance de todos los que, como dije antes, vamos a pie.

Aconsejan que se inutilicen, desactiven o destruyan cuando el usuario haya efectuado una compra en una tienda y, en todo caso, creen necesario que el ciudadano sea informado del uso de estos artilugios. Se evitaría así que algunos objetos, un bolso, por ejemplo, pitaran al pasar por un establecimiento para alarma y sorpresa de su propietaria, como ha ocurrido en determinadas tiendas de Madrid.

Pero eso será si los vemos, que a veces son tan pequeños que no hay quien los encuentre, o están en el interior de los forros. Pues no creo que sean tan tontos que si lo que quieren es seguirte lo pongan a tu alcance.

Qué otros usos se le puede dar a estos microchips


Pues ya habremos oido hablar de ello, pues a algunos padres se lo has vendido como el modo de proteccion para sus hijos pudiendo saber en todo momento donde se encuentran. Incluso algunos hospitales emplean este sistema para llevar un control sobre los pacientes.

La evolución tecnológica es una maravilla, lástima que no vaya unida a la evolución en el respeto a la integridad de las personas.

 

Fuente: iglesialcs.

mury, un beso

 

 

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