La música es una parte sumamente importante de nuestras vidas. Desde el mismo momento en el que ponemos el despertador por las mañanas, la radio empieza a sonar y escuchas los primeros acordes de esa canción que tanto te gusta, te va acompañando y “haciendo la cabeza” para el día que te espera, y es por eso que investigadores norteamericanos han querido averiguar en este caso de qué forma concreta nos afecta la música.
En tal sentido, estos especialistas de California, han desarrollado una serie de estudios que ya otorgaron algunas primeras conclusiones, las cuales fueron publicadas en la revista Science, en relación sobre todo a lo que ellos llaman “el funcionamiento entre el núcleo accumbens y el córtex auditivo cuando escuchamos una canción”, y que de allí derivan las emociones que sentimos.
Investigadores de la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos, han determinado como conclusión básica de su relevamiento, que efectivamente la música es capaz de cambiarnos las emociones, y que por eso solemos escuchar canciones tristes cuando así nos sentimos, y más alegres cuando tenemos ansiedad o expectativa porque algo ocurra próximamente.
Para poder llevar a cabo el estudio, y quitando las encuestas realizadas sobre personas y las consultas a otros especialistas, estos expertos llevaron a cabo experimento sobre ratones, a los que sometieron a lo que se conoce como condicionamiento clásico o “condicionamiento pavloviano”, un concepto aristotélico por el cual cuando dos cosas suceden al mismo tiempo, al aparecer una de ellas de inmediato pensaremos en la otra.
De esta forma, los científicos han llegado a la conclusión de que la música genera una especie de trauma en el cerebro, y que de este modo solemos condicionar el pensamiento que tenemos de cada canción, a lo que sucedía en nuestras vidas cuando la escuchamos por primera vez, o cuando se nos había “pegado”.