Muchas veces hemos escuchado a especialistas en casos de criminalística que nos dicen que ciertos elementos del cuerpo humano siguen funcionando incluso luego de la muerte, y es entonces cuando nos preguntamos cómo es posible que si el corazón deja de latir, la sangre se enfría y las extremidades se ponen rígidas, las uñas y el cabello sigan creciendo. Se trata de un mito, o de verdad esto es así.
Lo primero que debes tener en cuenta, en este sentido, es que si bien no existen demasiados estudios que midan los cambios en la longitud del cabello y las uñas de los muertos diariamente, sí se han llevado a cabo algunos en su momento, cuando la posibilidad de una sobrevida sintomatizada a través de este proceso mantenía en vilo a los seres humanos, cerca de 200 años atrás.
Por este motivo, debemos decir que en principio, no todas las células mueren al mismo tiempo, ya que básicamente, cuando el corazón deja de latir, el suministro de oxígeno al cerebro se corta. Sin embargo, la cuestión es que a partir de allí deja de generarse la glucosa, pero en el cuerpo aún sigue diseminada en buenas cantidades, y las células nerviosas recién mueren unos diez minutos después.
En el caso de los donantes, por otro lado, los cirujanos de trasplantes saben que deben remover los riñones, hígados y corazones de los donantes antes de que pasen 30 minutos desde la muerte, y que además tienen que ingresarlos a los nuevos pacientes en menos de seis horas. Por todos estos motivos, es que las uñas y el cabello crecen aún después de la muerte, pero sólo por espacio de diez minutos, no más que eso.
De todos modos, eso no explicaría el hecho de que muchas personas hayan asegurado que los muertos presentan un crecimiento incluso anormal en sus uñas, aunque en verdad eso se trata de una cuestión biológica, sumada a una mitológica. El caso es que no es que las uñas crezcan, sino que la piel que las rodea se retrae, a medida que se deshidrata, haciéndolas parecer más largas.
