Me recuerdo desde niña disfrutando con el placer de conocer, de saber cada vez más cosas, con un deseo inagotable, que aun conservo, de conocimiento que no lo encontraba en otras actividades más lúdicas como el baile, el cine o ir de copas. Mi mayor placer es una tertulia con café y cigarro durante horas y horas escuchando y aprendiendo a la par que interviniendo.
Simplemente pensé que era diferente al resto de mis amigos más centrados en el placer lúdico, pero después de leer el artículo, La “sed de conocimiento” puede tener un efecto similar al opio, he podido entender porqué me gusta tanto saber.
El artículo habla sobre una experimentación llevada a cabo, como no en USA, por Irving Bierdeman de la Universidad de Carolina del Sur, basado en un antiguo descubrimiento de hace 25 años que dice que los receptores opióides, localizados en nuestro cerebro, incrementan su densidad al pasar por el campo visual ventral (ventral visual pathway), una parte del cerebro que se encarga del reconocimiento de imágenes y su procesamiento. ( En la fotografía la flecha azul tras el círculo del mismo color)
«Cuanto mayor es la actividad neuronal en estas áreas ricas en receptores opióides, más placer se consigue.»
Para que lo podamos entender todos, el campo visual ventral se encuentra en la corteza cerebral.
La Corteza cerebral es el analista del cerebro y actúa como centro de recepción de la información que envía el sistema nervioso repartido por todo el cuerpo. Imaginaros billones de nervios interconectados y la corteza cerebral controlando todos estos nervios y recibiendo pensamientos en forma de sugestiones de la vista, el oído o cualquier combinación de los sentidos, para poder ordenar la actividad corporal.
Para realizar todo este trabajo se sirve de diferentes sustancias, por lo que está organizado Neuroquímicamente.
La relación existente entre el Cerebro, con sus Neurotransmisores, y las conexiones con el Hipotálamo, segregador de hormonas, es donde encontramos los centros del placer.
Las sustancias producidas en el cerebro y comprometidas con el placer son:
- La Serotonina, produce bienestar, mejora el humor y disminuye la irritabilidad.
- Las Endorfinas producen placer, anestesian reduciendo el dolor y la ansiedad. Hormona que se asocia a las sustancias opiáceas producidas por el cerebro.
En la siguiente imagen podéis ver la cantidad de receptores opióides en el cerebro humano. Las mayores concentraciones de estos receptores las encontramos en:
- El Tálamo, en rojo
- En verde en la Corteza cerebral.
- Los ganglios basales en amarillo y naranja.
- El Cortex visual, en violeta.
Bueno, ahora que hemos aclarado las partes que intervienen en el experimento de Irving Bierdeman, podemos continuar con la explicación, aunque creo que ya ha quedado clara para todos.
Los humanos siempre andamos en busca del placer y procuramos evitar el dolor. Al comprender algo se activa una cascada bioquímica que recompensa al cerebro con una dosis de sustancias naturales similares al opio.
“Cuando intentas comprender un teorema difícil, no te lo pasas bien, pero una vez que lo coges, te sientes genial”, dijo Biederman,
El experimento:
Se realizaron diversos ensayos con resonancias magnéticas en voluntarios humanos a los que se les mostró una gran variedad de imágenes, el equipo de investigación encontró que las imágenes que les gustaban más provocaban una actividad mayor en las áreas más complejas del campo visual central.
A continuación se llevó a cabo un visionado continuo de una imagen atractiva, Biederman vio que disminuía tanto la tasa de placer como la actividad en las áreas ricas en opioides. Explicó este cambio por la creación de una red neuronal llamada de “aprendizaje competitivo”¹, cuya ventaja es que las neuronas inhibidas ahora están libres para codificar otros patrones de estímulos.
Esta reducción en la actividad, según la investigación de Biederman, es paralela a la disminución del placer que se experimenta al ver una imagen varias veces.
«El sistema está esencialmente diseñado para maximizar la tasa a la que adquieres información nueva pero entendible. Una vez que ya tienes esa información, mejor dedicas tu tiempo a otra cosa”. “Hay una increíble selectividad que mostramos en tiempo real; sin pensar en ello, escogemos nuevas experiencias que son fácilmente interpretables pero nuevas”.
La teoría, que aun está siendo probada en el sentido de la vista, probablemente se aplique a los demás sentidos.
Según Biederman, la teoría de la adicción al conocimiento y la preferencia por conceptos nuevos, tiene un gran valor evolutivo. El mismo mecanismo está involucrado en la experiencia estética, lo que explica, neurológicamente, el placer derivado del arte. Sólo necesidades más primarias, como el hambre, pueden anular la búsqueda de la sabiduría.
1-En el aprendizaje competitivo (también conocido como darwinismo neuronal), el primer visionado de una imagen activa muchas neuronas, algunas de ellas de forma acusada y muchas más de una forma más débil. Al repetir la imagen, las conexiones a las neuronas con mucha actividad cogen más fuerza, pero esas neuronas también inhiben la fuerza de sus vecinas más débiles con lo que la actividad neta disminuye.
Fuente: cienciatraducida
mury, un beso