Gracias a un pequeño escarabajo de tierra, el Genus nicrophorus, y la protección que dedican a su progenie, a través de una sustancia que segregan para impedir que los animales muertos en los que depositan sus huevos se descompongan, científicos de la Universidad de Manchester han averiguado qué es lo que hace que estas secreciones sean tan eficaces.
Los biólogos evolutivos, dirigidos por Andrés Arce, sospechando que estaban lidiando con una enzima que «destroza las paredes de las células microbianas», investigaron y confirmaron que las secreciones eran ricas en lisozimas.
Cuando esta substancia se agrega a las células bacterianas, éstas mueren.
Éstas enzimas antimicrobianas son un componente común del sistema inmunológico de los animales.
Lo sorprendente es que estos compuestos químicos lisozímicos son también expulsados en la leche de los mamíferos y en las lágrimas humanas.
Todo un arsenal antibacteriano a nuestro alcance.
Fuente: BBCciencia
mury, un beso