El calentamiento en la Antártida y su impacto transcontinental en el Atlántico Norte

Un estudio reciente de Nature ha revelado una conexión alarmante entre el calentamiento de las aguas profundas en la Antártida y el aumento del nivel del mar en el Atlántico Norte, evidenciando una vez más la interconexión global de los sistemas climáticos y oceánicos. Publicado en la revista ‘Nature Geoscience’, este informe destaca cómo actividades humanas que incrementan la temperatura en una parte del mundo pueden tener efectos profundos y distantes en otra.

Investigadores han observado que la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico Norte (AMOC), una corriente crucial que distribuye calor y nutrientes por los océanos, se ha debilitado significativamente. Este debilitamiento, del orden del 12% en las últimas dos décadas, está afectando la forma en que las aguas frías y profundas del Océano Austral se mueven hacia el norte.

Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico Norte (AMOC). Imagen Wikipedia.

El estudio analizó cambios en una masa de agua fría y densa ubicada a más de 4,000 metros bajo la superficie del mar, que normalmente fluye desde el sur hacia el norte y emerge en el Atlántico Norte. Esta masa de agua se forma en parte debido al proceso de ‘rechazo de salmuera’, que ocurre cuando el agua de mar se congela en el invierno antártico y la sal expulsada incrementa la densidad del agua restante, causando que esta se hunda hacia el fondo oceánico.

Los científicos destacan que el calentamiento observado en estas aguas profundas está contribuyendo significativamente al aumento del nivel del mar mediante la expansión térmica, un fenómeno en el que el agua se expande al calentarse. Las áreas afectadas por este fenómeno se extienden a lo largo de miles de kilómetros y pueden encontrarse entre los 4,000 y los 6,000 metros de profundidad.

Acantilado de hielo

Este estudio no solo pone de manifiesto la interdependencia de nuestros sistemas naturales, sino que también resalta la urgencia de abordar las emisiones de gases de efecto invernadero y otros factores antropogénicos que contribuyen al cambio climático. Además, subraya la importancia de los esfuerzos internacionales de investigación y monitorización que han hecho posible este descubrimiento, resultado de décadas de trabajo conjunto entre múltiples instituciones oceanográficas a nivel global.

El mensaje es claro: los impactos del calentamiento global no conocen fronteras geográficas y lo que sucede en los rincones más remotos del planeta puede afectar la vida de personas a miles de kilómetros de distancia. Este estudio es un llamado a la acción global para reducir nuestras emisiones y trabajar hacia soluciones que puedan mitigar estos cambios antes de que sus efectos se vuelvan irreversibles.

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