Peligro el sol se despereza

El Sol libera, en forma de luz y calor, 4,5 millones de toneladas de energía. Si pudiéramos ver la superficie solar desde cerca, veríamos algo parecido a un caldero en ebullición, con la visión de gases calientes que se elevan y al enfriarse retornan y se sumergen  produciendo lenguas de fuego. Es el  movimiento convectivo, que los científicos definen como la propagación de calor a través de un fluido por el movimiento de sus partículas. Y este movimiento convectivo se intensifica cada cierto tiempo, como si hubiera salido del estado de hibernación y hubiera despertado hambriento.

Los ciclos de calma y tormenta guardan una secuencia de 11 años, con una precisión casi matemática. Están vinculados a las manchas oscuras y frías que afloran a la superficie del astro rey y coincide que será en el 2012 o 2013 cuando el sol vuelva a desperezarse. Mientras el Sol se mantenía en el aspecto humano religioso o cultural, ninguna de estas indisposiciones solares afectaban a la humanidad. Sin embargo, en la sociedad actual, tan tecnificada y con tantos aparatos electrónicos nuestra civilización es más vulnerable a estos cambios de intensidad en la radiación solar.

Richard Fisher, de la División de Helofísica de la NASA comenta: «El Sol está despertando de una profunda siesta, y durante los próximos años esperamos ver niveles mucho más altos de actividad». «Además, nuestra sociedad tecnológica ha desarrollado una sensibilidad sin precedentes a las tormentas solares. Una de ellas podría inutilizar las redes de la electricidad, la navegación GPS, el transporte aéreo, los servicios financieros y las comunicaciones de emergencia por radio».

Estas son las razones por las que los científicos están acelerando las investigaciones sobre el astro rey.

Richard Fisher «Gran parte de los daños serían mitigados si supiéramos cuándo se aproxima una tormenta». «Entonces podríamos poner a dormir los satélites y desconectar los transformadores de las redes eléctricas».

Conocemos alguno de los efectos de estas fuertes emisiones solares. En 1895 las auroras boreales se llegaron a ver en Méjico y el Caribe, recibieron el nombre de fulguración de Carrintoong, por el astrónomo que las descubrió. Los resultados a nivel tecnológico fue la destrucción de la red de telegráfos, y eso que entonces apenas usaba electricidad.

La línea catastrofística.

Según un informe de la NASA hay probabilidades de que la Tierra se vea afectada  por la tormenta solar más fuerte de los últimos 50 años con el peligro de que la zona se quede sin red eléctrica junto a todo lo que ello conllevaría durante 4 o 10 años. Fijaros que no aparece el % de probabilidades, pero un artículo sin la porción catastrofística no tiene emoción y es simplemente divulgadora. Una lástima ya que estaba muy bien.

Fuente : Muy Interesante.

mury, un beso

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