Curiosidades del beso

El beso es uno de los elementos más fantásticos que la vida nos pone en el camino, y aunque básicamente todos sabemos besar, son pocas personas las que conocen los secretos científicos, sociológicos y psicológicos de esta práctica cultural, motivo por el cual a continuación vamos a analizar algunos de los mismos.

En primera instancia, entonces, debemos decir que un beso requiere de la movilidad de todos los músculos faciales, que son un total de 134, además de curiosamente, la misma cantidad de otros músculos, desperdigados por el resto del cuerpo, que permite la postura ideal para el beso, siempre y cuando ambas personas se encuentren paradas.

Los besos con lengua son una de las variantes más comunes del beso en las culturales occidentales, y en tal sentido debemos decir que si existe el intercambio salival en la pareja, con un sólo milímetro de saliva, estarán pasando de una boca a la otra, unos cien millones de bacterias. Sin embargo no debes preocuparte, ya que todos contamos con microbicidas que se encargan de que nada malo suceda.

De igual forma, los labios humanos también cuentan con sus propias particularidades, al punto de que son de los más extraños del reino animal. Entre sus características se encuentran algunas como que son carnosos, externos, y extremadamente sensibles, y el cerebro incluso dispensa mayor espacio a sus sensaciones que a la de los pies o los genitales, mayores en tamaño.

Además, es curioso, pero nueve de cada diez encuestados en un reciente estudio, aseguran que recuerdan con mayor precisión su primer beso que su primera experiencia sexual; y para finalizar, más de la mitad de las personas -de ambos sexos- aseguran haber dejado pasar una relación por el disgusto que provocó un beso con otro en algún momento determinado, por sólo mencionar algunas de las extrañezas del beso.

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